Dirección y dramaturgia de Ofelia vegetariana en residencia creativa

Post mortem

Ofelia vegetariana es una obra de voces. Para poder construirlas –tanto la que resuena como la que solo se escucha en el silencio del movimiento-, hubo que callar las voces de los demás personajes.

Antes de encerrarme con Carlota Berzal en una residencia de creación, discutimos en un intenso trabajo de mesa sobre qué queríamos rescatar de la obra shakesperiana. Los fragmentos originales en los que la Ofelia de Shakespeare tiene voz, son escasos. Así que hubo que rastrear en lo que se dice –y lo que se calla- de este personaje en los diálogos del resto.

Así dimos con la pieza clave de la dramaturgia de Ofelia vegetariana: queríamos escuchar todo lo que el río se había tragado en la obra de Shakespeare. Y la única forma era deshacer los pasos de la protagonista hasta llegar a la orilla del río, y a partir de ahí, construir una voz post mortem.

Autopsia y dramaturgia

Una vez en la sede de Losdedae en Alcalá de Henares, mi trabajo consistió en recopilar todos los motivos textuales pertenecientes a la obra. Así mismo, clasificar el imaginario que Carlota me puso sobre la mesa: poesía, biografías, ensayos y fotografías. Dar orden y estructura a un esqueleto textual con el cual trabajar.

El proceso de escritura pasó por fases de creación y destrucción pues teníamos ya en la cabeza que en la pieza primaba el movimiento. Carlota tenía claro desde el comienzo de la residencia que su Ofelia no pararía de bailar. Dicho esto, si algunas palabras escogidas para el ritual –lamentos, cánticos, letanías- habían de sacrificarse a un mero susurro, así sería.

Muerta por los hombres

El elemento más destacado de la versión inspirada en el clásico de Shakespeare es el reclamo del personaje femenino. Ofelia ha sido históricamente compadecida y ninguneada. Por eso la ponemos en el centro de la acción: pide cuentas no solo a Hamlet, sino a Polonio y Laertes. Los tres ejes de la masculinidad que -so pretexto de amor- manipulan y moldean la voluntad de una mujer.

Por eso nuestra Ofelia lo mismo canta que se desgarra en un grito. Lo mismo reza soto vocce, que gruñe como una bestia. Así, el background personal y artístico de la actriz dota al personaje de un acento visceral y un deje sureño de tierra caliente por la que también corre un río.

Taconazos y carreras matutinas

Puesto en pie el dispositivo textual, Carlota y yo salimos a trabajar al Río Henares. Como director de escena, mi aportación ha sido asistir a la actriz  en el proceso de creación. Tanto en la aplicación de ejercicios atmosféricos como en la exploración emotiva del personaje. Realizamos juntos una investigación sensorial en entornos naturales. Y también indagamos en los conflictos internos y externos de Ofelia para poner en pie las escenas que sustentan la pieza.

Durante la creación de las coreografías, mi aportación fue la visión externa para asistir a Carlota en aspectos generales de ritmo y concatenación semiótica.

Al terminar la residencia, reunimos a un pequeño grupo de espectadores para enseñar el material obtenido (aún desarticulado y sin hilo narrativo) para tener un primer feedback de personas ajenas a nuestro proceso creativo.  A partir de ahí, Ofelia vegetariana emprendió un camino por diferentes festivales y muestras de creaciones y procesos internacionales hasta convertirse en la pieza redonda que es hoy en día.

Ricardo Mena Rosado.