fragmento

 

Arden los ojos secos. Alguno de nosotros chasquea la lengua, vete a saber quién. Otro está matando con metralleta. Hablo en masculino. Con O, cerrado. Solo por generalizar. Mi hombro derecho está rodeado por un dolor invisible que habla fuerte.

El gallego viste un polo verde. Antes de que llegara la comida se pasó un buen rato con el cuello girado, en una torsión hambrienta. Sin reparar en quienes admirábamos su descaro.

Nadie sabe lo que es el otro. Por mucho que te aprendas las acepciones más chingonas del diccionario de sinónimos. Ni tú puedes definir mi imagen con tu verborrea, ni yo puedo escapar de poner a tu cara y circunstancia un nombre y un apellido. ¡Ay, cuán desdichados, qué osadía! ¿Cómo oro oso polobro ton corrodo, llono do o? Oprobio.